Ya ves
no sabía que eras la reina de corazones
y que iba a perder mi cabeza
no sabía que eras la reina de corazones
y que iba a perder mi cabeza
En bares de ausencia
Mientras la luna sonreía
En cuchilla sangrienta
De deseos cansados
Creí que no iba a enamorarme de ti
o caer en el amor contigo como dicen
los anglosajones
pero caí, como un pardillo
y prosigo en esta caída
intentando entender
que no entendí
cuando me dijiste claramente
que no me enamorara
que no había salida
del laberinto que me proponías
A menudo me pregunto
que falló
que no supe comprender
de todo este laberinto
y lo peor es no saber
si soy Teseo o Minotauro
o si eres Ariadna
o si eres el laberinto
A veces eres la lluvia
que renueva la sed
que me acompaña
a veces eres la luz
que seca todas
estas lágrimas
a veces eres...
pero últimamente
ya no eres
o eres poco más que
un silencio que lastima
mis ganas, mi estima
Escribo buscando la redención
y no hallo más que un
pozo ausente
un árbol partido por un rayo
potente, el ciego fervor
que conmueve la conciencia
perdida en libros cansados
en canciones gastadas
en playas abandonadas
Renuncio a tu respuesta
para hallar nuevas sendas
que conduzcan estas ganas
Me abandono en viejos bares
que conduzcan mis palabras
y me presenten
los cuerpos que
anuncian mi derrota
Adiós preciosa
ojalá hubiera entendido
que tu miedo era mi cobardía
y tu ausencia solo era
el epítome
de mis fracasos
Creí que no iba a enamorarme de ti
o caer en el amor contigo como dicen
los anglosajones
pero caí, como un pardillo
y prosigo en esta caída
intentando entender
que no entendí
cuando me dijiste claramente
que no me enamorara
que no había salida
del laberinto que me proponías
A menudo me pregunto
que falló
que no supe comprender
de todo este laberinto
y lo peor es no saber
si soy Teseo o Minotauro
o si eres Ariadna
o si eres el laberinto
A veces eres la lluvia
que renueva la sed
que me acompaña
a veces eres la luz
que seca todas
estas lágrimas
a veces eres...
pero últimamente
ya no eres
o eres poco más que
un silencio que lastima
mis ganas, mi estima
Escribo buscando la redención
y no hallo más que un
pozo ausente
un árbol partido por un rayo
potente, el ciego fervor
que conmueve la conciencia
perdida en libros cansados
en canciones gastadas
en playas abandonadas
Renuncio a tu respuesta
para hallar nuevas sendas
que conduzcan estas ganas
Me abandono en viejos bares
que conduzcan mis palabras
y me presenten
los cuerpos que
anuncian mi derrota
Adiós preciosa
ojalá hubiera entendido
que tu miedo era mi cobardía
y tu ausencia solo era
el epítome
de mis fracasos