Cincuenta y tres

A veces
eres luna y comprendo mi ignorancia
asustado de noche pueril
A veces
eres el sol , propio y ajeno
que calienta mi imaginación
A veces

En este tiempo que se derrama
construyes mi esperanza
de cicatrices y olvido
mientras decido que flor
ha de adornar tu infinita calma
tu mordaz sonrisa
tu audaz palabra
y yo, mortal y cansado
recojo las plumas
de ángeles que no veo
y señalan el camino
que deriva a tu casa

Y habrá corales en tu boca
y habrá tormentas en tu talle
ciñendo mi deseo
sorprendido burlaré los nudos
que pretenden cerrar tu alma
aquella que sospeché adolescente
y descubrí maduro
para llegar a un tálamo insospechado
a una alcoba de auroras boreales
o australes
donde la posición no importa

A veces 
escribo cuando no debo
y beso cuando no importa
A veces
lloro las lágrimas
en un silencio romo
A veces
espero que la noche aúlle tu nombre
para saber que eres cierta
donde no hay razón que conmine
a este viejo poeta
que descubre sobre tu piel brillante
la última razón
de este desatino 
de la cierta locura
que apura en tus besos
a veces






Provisiones

Antes de llegar a ti sé que me perderé
estaba escrito
Te quitaste las flores y las trampas
pero no fui capaz de verlo
Así me encuentro
sacudido por la espada flamígera
de un arcángel perverso
enviado, tal vez
a sacarme del paraíso
del edén ilustrado
que construyó un dios despistado
pensando en no sé que aventura
en su fantasía divina de crear
historias que puedan ser contadas

Hubo rosas y espinas
ardieron los papeles
elevando el humo
en chimeneas sombrías
dibujando palabras que no escuché 
y tu sonreías
Era mejor así

Antes de llegar a ti sé que me perderé 
Siempre es tarde
Siempre es nunca 
Te escribí mis certezas
Te herí con mis palabras
Acaso inútiles, vacías 
En el horror de mis demonios
Y aún así florecías 
Como rosa sin espinas
Como colibrí nocturno
Como salvaje eaperanza
De un mar por descubrir 
Para el gastado marinero 
Que se balancea en su bote
De perpetuo náufrago 
Eras la ambrosía 
Ebrio de ti
No entendí nada
por eso sé
que antes de llegar a ti, me perderé


Náyade

Tiempo cumplido
En la boca el amargo adiós 
En la piel el recuerdo
En cierto modo lo sabías 
Pero no importaba
Sucesión de estaciones 
Camas ajenas o propias
Habitaciones 
Estancias repletas de olvido
Otoños de abundancia
Inviernos de frío 
Amaneceres rotos
De ausencia de luna 

Perseguí tu estela en el agua 
Te nombré de mil maneras
Ninguna cierta
No supe tu nombre
No entendí la furia 
De tu sonrisa incierta

Víctima de tu falso perdón
Volví mis pasos
Destrozado en el titubeo
Comprendo que mi esperanza 
Estaba muerta
Que mi mochila añeja pesaba
Y que no 
Que no
Que nada

Y ahora, prisionero
Y ahora, culpable 
Y ahora, que importa!
Que nade en este río
Buscando la razón 
Que devuelva la calma 
Fluir como si nada
Vivir como si nunca
Y entender que cada muerte
Es sólo un comienzo 
Otra vez sin recuerdos
Otra parada en un camino
Sin certezas