SONETO



Cargadas ya son de nuevo futuro
Resuenen ahora estas palabras
Ignorantes acaso que son armas
Sorprendan a ese enemigo oscuro

Tenemos las razones ya cansadas
Incendiando esos azules muros
Náufragos de nuestros absurdos
Altares de glorias trasnochadas

Mienten los que ahora mandan
Inanes siervos de otros discursos 
Al dictado de voces bastardas 

Mienten mientras creen que nos callan
Ofuscados en su papel de verdugos
Riendo como hienas desalmadas

Ella



Ella sabe bien como hacer
que mi desierto se inunde
como esa luz que irrumpe
destruyendo los por qués

Ella camina mientras sonríe
armando puentes infinitos
que te conducen firmes
al remoto edén primitivo

Ella es tan real que duele
cuando piensas en un futuro
donde no existe


Ella es la razón del Hombre
la última pregunta
la primera semilla
el útero primordial
                   donde deseas retornar


Ella te elige y entonces
aprendes que no sabes nada
para empezar otra vez
sin miedos, eternamente
cautivo de su alma de ángel

Ella sabe bien que nunca
llegarás hasta su altura
mientras espera tu lucha
para alcanzar su figura

Ella te mira y comprendes
que tu destino es su cuerpo,
su boca, sus ojos, su deseo
y te abandonas para siempre
al albur de su encuentro

Ella es ahora la estrella Polar que
                 marca
                             los
                                     días
                                              que vendrán,

No importa

cuánto,
           cuándo,
no importa
dónde,
        por qué,
no importa,
             cómo
sólo importa 
                  quién

Ella me ha abierto su templo
y yo me he perdido en su interior para siempre,
yo mortal, herido de amor en manos de una diosa, de una niña
que promete en su juego inconsciente
que nunca volveré a estar solo

Poema

Ya siento tu voz recordando mi cansancio
Blindado de sentimientos y ausencias
Lento voy a contestar tus carencias
Abriendo mis versos ocultos a tus labios.
No te sorprendas mientras te apuras para
Cruzar este tiempo de papel y caligrafía
Azul como este cielo que nos cobija
Mientras averiguamos que nos depara.
Este quizá no es el verbo que me pides
Porque sabes que te atrapa y entretiene
Imbricado en tu dulce sonrisa, inocente
Doy, sin esperar respuestas que no sientes
Espero, sin dar tiempo a tus razones
Solo, como acaban los versos siempre