Aturdimiento
Nunca quisimos ser héroes. La consigna era sobrevivir, salir adelante. Ahora súbditos de un monarca irresponsable (sic. Constitución española) malvivimos en un reino que huele como Dinamarca. Como dice la canción quizá estamos "agotados de esperar el fin", que vuelen las máscaras de quienes siempre has estado arriba y volvamos a los tiempos de siervos y amos, tal ves sea esta la última revolución humana, agotados los recursos, las castas dominantes se retirarán a sus "castillos" mientras el resto de los mortales lucharemos por los restos del banquete. Los vemos pasar en sus lujos ajenos mientras rebuscamos en las migajas que nos hacen sentir que vivimos, que podemos, que somos. Se ríen a la cara mientras aprietan el torno que ahoga nuestro cuello. Aturdidos. mientras nos dividen en mansos y violentos. Consumidos en nuestros silencio por no entender que hicimos mal. Genocidas que dan lecciones de moral mientras giran sus anillos dorados y ocultan su podredumbre en inciensos que embriagan la mente de sus fieles. Castas de corruptos que cercenan la libertad de propios y ajenos. El miedo que te indica que te calles, que no hay solución, que así no vas a ningún lado, que te sometas y dejes eso de pensar para cuando tengas la vida solucionada. Aturdidos, callados, agotados, seguimos esperando que algo o alguien nos de la puntilla final.
Estimada amiga
Estimada amiga
No sé con certeza si estas líneas os llegarán. Ignoro si seré capaz de conseguir que mis palabras acudan a
vuestros ojos y le hagan descubrir mis más íntimos anhelos, sin embargo, es tanto lo que provocáis mi corazón que he de escribiros esta carta sin razón ni consuelo intentando sobreponerme a la timidez que acosa mis torpes actos en público.
Acaso como si fuerais Circe habéis obrado en mí un mágico encantamiento que me encadena irremediablemente a vuestro recuerdo y os hace el centro de mis dichas y desdichas cotidianas, atrapado en
vuestra estela como una ola que os persigue sin fin. Así convertido en un animal soy incapaz de sacaros de mi antaño aburrida mente científica y el deseo de poseer vuestro cuerpo me devora jornada tras jornada.
Tal vez Lilith, me abandonasteis otrora y es el recuerdo que razona la incontenible atracción que me hace
perseguiros con el convencimiento de que fuisteis mi primera mujer, mi primer deseo, mi única meta y me
mi torpeza y falta de empatía en la otra existencia de mi alma hizo que os alejarais de mi y ahora permite la
segunda oportunidad para hacer de nuestra unión algo eterno y mágico.
Sois tantas y tan única, están, en vuestra belleza, reflejadas mujeres que marcaron la historia, quizás Helena
que atrapó a Paris e hizo caer las murallas de Troya y con ellas aniquilar el orden antiguo para dar paso a un
nuevo mundo. Helena, hembra capaz de dividir a los dioses, que habitan en la mente de los humanos, en una lucha fratricida por decidir la infausta suerte de toda una civilización.
Pero sé que, antes que todas, eres Afrodita, surgida de esta espuma solitaria y viril que empapa mis noches de deseo y carne. Te creo cada luna para satisfacer la lujuria que despiertas en mi callada figura quien te observa lejana y distante, invisible a tus ojos avellana que inundan mi alegría cuando me miran sin verme. Buscándote única en un ciento de esperanzas marchitadas, atesorando tus sonrisas para cuando el invierno anegue de sombra mi existencia.
Estimada amiga, si he llegado aquí aun me queda la esperanza que un día busque a su alrededor mi torpe sonrisa, mi melancólica mirada y descubra que es el centro de este corazón solitario.
No sé con certeza si estas líneas os llegarán. Ignoro si seré capaz de conseguir que mis palabras acudan a
vuestros ojos y le hagan descubrir mis más íntimos anhelos, sin embargo, es tanto lo que provocáis mi corazón que he de escribiros esta carta sin razón ni consuelo intentando sobreponerme a la timidez que acosa mis torpes actos en público.
Acaso como si fuerais Circe habéis obrado en mí un mágico encantamiento que me encadena irremediablemente a vuestro recuerdo y os hace el centro de mis dichas y desdichas cotidianas, atrapado en
vuestra estela como una ola que os persigue sin fin. Así convertido en un animal soy incapaz de sacaros de mi antaño aburrida mente científica y el deseo de poseer vuestro cuerpo me devora jornada tras jornada.
Tal vez Lilith, me abandonasteis otrora y es el recuerdo que razona la incontenible atracción que me hace
perseguiros con el convencimiento de que fuisteis mi primera mujer, mi primer deseo, mi única meta y me
mi torpeza y falta de empatía en la otra existencia de mi alma hizo que os alejarais de mi y ahora permite la
segunda oportunidad para hacer de nuestra unión algo eterno y mágico.
Sois tantas y tan única, están, en vuestra belleza, reflejadas mujeres que marcaron la historia, quizás Helena
que atrapó a Paris e hizo caer las murallas de Troya y con ellas aniquilar el orden antiguo para dar paso a un
nuevo mundo. Helena, hembra capaz de dividir a los dioses, que habitan en la mente de los humanos, en una lucha fratricida por decidir la infausta suerte de toda una civilización.
Pero sé que, antes que todas, eres Afrodita, surgida de esta espuma solitaria y viril que empapa mis noches de deseo y carne. Te creo cada luna para satisfacer la lujuria que despiertas en mi callada figura quien te observa lejana y distante, invisible a tus ojos avellana que inundan mi alegría cuando me miran sin verme. Buscándote única en un ciento de esperanzas marchitadas, atesorando tus sonrisas para cuando el invierno anegue de sombra mi existencia.
Estimada amiga, si he llegado aquí aun me queda la esperanza que un día busque a su alrededor mi torpe sonrisa, mi melancólica mirada y descubra que es el centro de este corazón solitario.
Las cuatro estaciones
Porque desde tu boca se derrama
toda primavera en tu sonrisa
y haces breve la sutil mirada
que acaso intenta conseguirla
Porque es verano en tu vientre
y fecundo me atrapa asustado
de no saber si tendré simiente
que llene ese futuro deseado
Porque ya en tus ojos avellana
adivino mi otoño decadente
mientras busco tus húmedas sábanas
Porque llega el invierno inclemente
y con él tu ausencia anunciada
mientras sueño con volver a verte
toda primavera en tu sonrisa
y haces breve la sutil mirada
que acaso intenta conseguirla
Porque es verano en tu vientre
y fecundo me atrapa asustado
de no saber si tendré simiente
que llene ese futuro deseado
Porque ya en tus ojos avellana
adivino mi otoño decadente
mientras busco tus húmedas sábanas
Porque llega el invierno inclemente
y con él tu ausencia anunciada
mientras sueño con volver a verte
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