Nada

Nada.
No es cierto
no preguntes, te mentirán
arma tu pistola
tu arco
tu escopeta
y mátalos, aniquílalos
te están mintiendo
lo sabes
y esperas
¿a qué?
no hay salida,
no es una laberinto,
es una trampa
entiéndelo
es tarde
abre fuego
hazte camino
no hagas prisioneros,
son una carga
y no hay sitio
en tu barca

Ya no espero
tu misericordia
tu falaz mentira
tu eterna espera
salgo a la calle
y estoy solo
como siempre
y te nombro
y te olvido
y te guardo
en un corazón roto
para vivir
la vida que me queda

Desespero tus palabras
pero no espero tu respuesta
y me visto de mañana
para sonreir la noche
que sostiene mi esperanza




Carthago delenda est

¿Y que  harás?
después del odio
con todas esas ruinas sembradas de sal.
¿Qué harás con tus generales?
Empapados en sangre,
¿Qué harás con tus soldados?
Mutilados de miedo y avaricia
¿Qué harás con tanta muerte?
Con su hedor macilento
¿Qué harás con tanta ira?
Sostenida en la espada
¿Crees que se esfumarán,
que aceptarán el sacrificio,
y ya está?

Cavas la fosa que te contendrá
Sujetas el cáliz que te envenenará
Caminas el último sendero
y lo sabes,
y si no lo sabes, te lo digo
yo que he muerto en el odio
para entender la razón
de la culpa
la sinrazón de la venganza
anegada de vacío cuando
la consigues.
Y aún así, sabiendo que no hay
nada más allá, irás
para hundirte en la ausencia de motivos
en la desesperanza del destino
en la niebla del olvido
la humillación de no tener
más sentido, más razón
que cuanto destruiste
y que tu has muerto en esa guerra
en esa masacre premeditada
en ese suicidio concertado

Ya ves, no hay salida
tu dolor te arrebatará la razón
y encontrarás en mismo fin
que deseas en tu odio
morirás,
está escrito
grabado a fuego en tu mirada
arderás en el odio
como ardiste en el amor
serás ceniza junto con las ruinas
que provocaste

Ceterum censeo Carthaginem esse delendam




Disquisiciones

Es curioso comprobar que siempre
aquello que esperas  no es lo que buscas
y que, a veces,
La soledad que tanto estimas
a menudo te pone trampas
Y has de estar alerta para no ceder
y romper la magia de tu realidad
de tu independencia, de tu estima
En una calle, en una terraza,
alrededor de un café
te preguntan y disparan la respuesta
como una defensa de enroque
para que no sigas
deseando lo que no necesitas
si no fueras sincero, entendería que
te parasen, como si una palabra
fuera capaz de conjurar los demonios
que habitan las almas de la gente
y les conducen a sus particulares infiernos
ajenos a cuanto plantean
tus palabras
Siento, o no, el error de lo que esperas
pero no me busques luego que me vaya
comprende que no hay tiempo
cuando acaba la conversación
y se agota la novedad de tu presencia
Llevo tiempo en esto
y me sobra paciencia para
seguir calle abajo
y encontrar una sonrisa
que sorprenda mi alma cansada
y me otorgue el descanso,
la esperanza de una mirada
que ilumine una noche
o una madrugada
y reconforte el dolor
de tanta desesperanza

Es curioso comprobar que 
no basta conque mires
a los ojos, a la cara
que ser amable es una desdicha
en un mundo egoista
de soledades enmascaradas