Parabellum

Devorador de fauces de abismos
Insomne señor de perezas
Aullador de lunas lamentables
Para construir mis excusas

Devoto dueño de mis fallos
Bebedor de elixires y ausencias
Despojado de todo afán
Renuevo mis dudas eternas

Domador de tristes dragones
Hijo de elfos desterrados
En esta tierra estéril de ideas

Dictador de una patria cobarde
Siervo de un dios inaccesible
Convoco razón para estos versos

Quédate

Quédate
Un segundo, una eternidad
Ese momento que cambiará todo
O no cambiará nada
Pero ni puedo pedirte
Es mi condena
Partirás en ese instante
Que te necesito
Y es tu decisión
Certera
Y me quieres
Y te quiero
Y no es el momento
Y no importa
Y no espero
Y te vas
Y te quedas
Para siempre
Para volver
Porque sabes que no
Me cansaré nunca
De esperar
Porque sabes que
No me perdonaré
No haber estado
No haber sido
La razón de tu esperanza

Fractales

Somos reflejos de realidades más grandes
más complejas
más etéreas
innombrables realidades que confluyen
en este instante en que escribo
y te describo
como parte y todo a un tiempo
de este tiempo que desoye
la voz de una luna solitaria
que crece para llena
mientras se esconde nueva
cada mes

Lo malo de enamorase
de una sirena es que
al final, volverá al mar
y por más que yo sea
marinero de naufragios
o
pescador de palabras,
me detendré a esperar
que el mar devuelva
tu figura a la playa que habito
en estas noches de ausencia

Y has vuelto con sonrisas
y con lágrimas, con ternura
y sin promesas
hemos cerrado el círculo
y hemos de bailar la aurora
para forjar el vínculo
que selle la esperanza
de que toda esta lluvia
no borrará el rastro
que conduce al lugar
donde los sueños
no tienen fecha de caducidad

Pequeños pedazos,
pequeños todos impacientes
acumulándose en realidades
paralelas
Entre el desengaño y la sonrisa
germina la razón de estos versos
de estas palabras construidas
en el borde de tus labios
mientras rompían la barrera
que desarmaba a los míos