Llegas, como un amanecer inesperado
envuelto en sábanas húmedas
ciegos de luz nuestros cuerpos
se arremolinan en turbio torbellino
de palabras y recuerdos
abrazos dormidos, bocas secas
repletas de besos demorados
de labios desbordados
en búsquedas y hallazgos
en deseo y complacencia
Llegas, como la luna escondida
en un laberinto de estrellas
que poseen tu nombre y tu ausencia
y me obligan a seguir tus pistas
recónditas de musgo y tierra
recónditas de musgo y tierra
apresar el hilo eterno que me une
a tu forma temporal
de carne y hueso
a tu mortal residencia en este barro
que moldea mis sueños
mientras decido si soy
prisionero o héroe
de estos días que caminan
deprisa sobre mis miedos
