Era tan fácil
decían
no parecía una trampa
las canicas para el que las meta
y el balón tras el muro
buscábamos las chapas
en los suelos de los bares
y jugábamos a ser
el rey de la montaña
Libamos la flor de la inocencia
y la secamos
a fuerza de conocimiento
para convertirnos
en el buen traidor
en el honesto Judas
que conmina su razón
para aceptar su destino
el suicidio por treinta monedas
que quizá nunca fueron de plata
Pero no fue cierto
no éramos felices
solo ignorantes
porque es el dolor de existir
el aprendizaje del miedo
la visión de la jaula
la que nos hace libres
entender que la felicidad
es un destino
descubrir que la fe
es una liberación
Volver a creer
volver a jugar
y si metes las canicas
en el gua
te las llevas a casa