Baraka

Y a mi, descreído mortal
me llega la visión del edén
de un soñado valhalla
en donde soy recipiente
del inmenso favor de un dios
o diosa
que nunca creí ciertas

Tan solo cultivé mis flores
en ese diario que nunca escribí
y desde esas flores
llegó un colibrí
para libar el néctar desesperanzado
que crecía en mi jardín

Y cada día estaba
y volaba en alas de alegría
en colores de sonrisa
y yo lo esperaba

Y en esa curvatura de espejos
descubrimos la salida del laberinto
para que se posara sobre mí
y entendiera su voz
aunque no la oía
y descubriera los colores
ocultos en sus alas inquietas
y me adentrara en el misterio
de su vuelo distraído

Y ahora, mientras descubro
en una epifanía de sentidos
que la efímera eternidad
de la pasión sincera
solo te llega cuando asumes
que tan solo cabe esperar
que tu colibrí vuelva
y descienda su don
sobre tus piernas


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