Leo con inquietud que Mariano Rajoy plantea derogar la ley que permite el matrimonio homosexual y la nueva ley del aborto en cuanto que lleguen al poder. Además está claro por lo oído en las filas de su partido que cerrarán la secretaria de Igualdad ( antes Ministerio) y crearán el Ministerio de Familia. Los cavernícolas siguen enseñando la patita por debajo de la puerta que creen franca ( huy!, a que me recuerda esto). Creo que con estas medidas lo único que se va a conseguir es un retroceso en las libertades de los españoles. ¿Debemos permitir que un partido de corruptos confesos, ministros inmorales ( recuerdo el caso del avión Tupolev y aún espero las disculpas del Sr. Trillo) y servidores de un meta-estado misógino, homófobo e incapaz de solucionar un grave problema de pederastia entre sus miembros, nos de lecciones de lo que es bueno o malo para los ciudadanos?.
No, Sr. Rajoy, de usted ya no nos sirve la opinión que pueda tener acerca de nada que incumba a nuestras libertades.
El Gato de Schrödinger
En esta paradoja Schrödinger nos propone un sistema formado por una caja cerrada y opaca que contiene un gato, una botella de gas venenoso, una partícula radiactiva con un 50% de probabilidades de desintegrarse en un tiempo dado y un dispositivo tal que, si la partícula se desintegra, se rompe la botella y el gato muere. Siguiendo la interpretación de Copenhague, mientras no abramos la caja, el sistema, descrito por una función de onda, tiene aspectos de un gato vivo y aspectos de un gato muerto, por tanto, sólo podemos predicar sobre la potencialidad del estado final del gato y nada del propio gato. Paradójico resulta cuando menos que a estas alturas de la cuestión sucesoria del partido popular nos hallemos en una situación muy similar y me explico: en este instante el nombramiento del candidato del Partido Popular para las próximas elecciones en Asturias es una caja cerrada y opaca con dos nombres en su interior y una decisión, presumo que tomada ya hace tiempo. De esta situación solo podemos hablar de la potencialidad y nunca del candidato, ya que desconocemos quién será. Siguiendo en la línea de la mecánica cuántica y utilizando otra de las interpretaciones propuestas, la de los universos paralelos, hablaríamos de ramificaciones de la historia en cada caso posible: Candidato A victoria del P.P., Candidato A derrota del P.P.,Candidato B victoria del P.P.,Candidato B derrota del P.P., es decir el universo se ramificaría en cada uno de los casos siendo las diferentes opciones, incapaces de interaccionar entre sí ( lo que parece, por otro lado, que ocurre ya). DE lo cual y a la vista del estado de las cosas, se desprende que en cualquier caso, sea cual sea el estado final del gato/candidato, la mejor opción es esperar a que quien tiene la llave abra la caja y no pretender ser augures en un tiempo en el que los cambios de expectativas son tan rápidos que apenas podemos seguirlos.
Y FUERON FELICES...
Asisto incrédulo al espectáculo deplorable llamado Felipe y Letizia; una miniserie sin "chicha ni limoná" que se dice. La cadena basura hace de nuevo un lamentable favor al público primero contra-programando ( ojalá las multas les quitaran las ganas) y después sirviendo en bandeja un incalificable esperpento pretendida-mente realista en la que nadie sale bien parado. Los reyes son una burda parodia que no llega ni a la cota de caricatura, sin rasgos definidos y sin ningún interés, y que decir de Felipe y Letizia, diálogos sosos de una ínfima calidad. Pero no voy aquí a criticar un producto que viniendo de donde viene ya queda definido, no, lo que quiero resaltar es que si todo es cierto ( permítanme una duda razonable) hemos estado a punto de llegar a la república por el camino más inverosímil, la abdicación del heredero de la corona. Porque está claro que de haber abdicado Felipe por amor (ejem, ejem) el que su hermana Elena, divorciada, llegase a ser reina de España hubiese sido complicado, así que está claro que sería cuando menos necesaria una modificación de la carta magna, ocasión que los republicanos no dejaríamos pasar de ninguna manera para poner las cosas en el sitio en que deberían haber estado desde hace mucho tiempo, Sacando fuera de este país una reliquia de tiempos pasados impuesta por el pequeño dictador. Así que en el fondo estoy triste porque hubo una ocasión en que el cuento pudo acabar bien pero algo se torció. Así que niños y grandes, ya sabeis como acaba esta historia:
Y fueron felices y comieron perdices y nos dieron con la puerta en las narices.
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