Soneto 24

Ojalá tu piel dorada marcase
el horizonte de mi amanecer,
para demorar cada mañana
las razones para levantarme 

Ojalá en tus ojos hallase
la estrella que guia mi destino
para fijar rumbo y ocuparme
tan solo de mantener su brillo

Buscar sentido en este azar
parece casi imposible tarea
para un corazón cansado

Y aun así, trabajo los versos
que iluminen los arreboles
de tus perfectas mejillas

Martes, 17 de octubre

Sigo perdido 
Buscando las palabras 
Que abran tu puerta 
Comprendiendo que es inútil 
Pero no importa
Sigo aquí hablando sólo 
Hablando en los silencios
Y en tus ausencias
Sonriendo en esta tristeza
Que camina a mi lado
Disfrazada de soledad
Y de esperanza 
Ambiguo como pretendes
Sin esperanza como sabes
Alegre cómo supones
Seguro como crees
Y perdido en tu recuerdo 
Siempre amable
Y me recluyo en estas líneas 
Como si pudieran protegerme
De la infinita razón que las invoca
Y hablo de ti y hablo de todas 
Para convocar mis fracasos
Y los breves momentos
Que hacen hermosa la memoria
De haber construido tu sonrisa
Y sentir en mi alma condenada
El brillo de tu felicidad  

Seguirás siendo hembra 
Yo seguiré tu rastro
Infinito en deseo y azares
Como el trovador que soy
Como el hombre que esperas  

Nocheando

Eres un laberinto que me nutre
De palabras que definan
Los caminos que dibujas
En hilos invisibles de salida
O entrada

Perdido en tus respuestas
Combino  variables que suponen
Soluciones imposibles a dilemas
Qué transcienden mi esperanza 

Ocupado en ti, comprendo
Ya tarde, que no hay retorno
Que las cartas están echadas
Y mi suerte ya  resuelta

Ahora ya no importa
Si soy Teseo o Minotauro 
Soy prisionero en tu laberinto 
Y tu piel es mi único hogar
Y tu sonrisa la última esperanza 
Y tu vientre el refugio soñado