Destruí la esperanza
y no reniego de ello
Hacía daño el sinsentido
mientras buscaba respuestas
que nunca llegarían
pero siento haber invocado
las tormentas
y las lágrimas
en absurdas urgencias inventadas
Es frio el fuego de los puentes quemados
pero eso lo aprendes tarde
cuando el recuerdo se vuelve amable
y la distancia infinita
Quizá ya no sirva apurar este cáliz
de sincero arrepentimiento
y beberme el orgullo que me somete
como un veneno que acabe mi agonía
Y sin embargo sabes que no temo
mostrarme como soy si me lo pides
recobrar la memoria de aquellos días
cuando la risa se esocondía
entre tus ojos y mi sombra
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