La cocina sin mesa
velas en la terraza
demasiado frío dentro
el viejo Neil Young
canta canciones que describen
lo que pudiste sentir
& no, porque no estuviste nunca
en Alabama
luna nueva
la noche se desboca en estrellas
pertinaces soles
que iluminarán
otras terrazas
a millones de años luz
sabes que alguien mira tu sol
y no te sientes tan solo
El humo del café
ejecuta una danza indiferente
ajena al frío
como un velo impúdico
que abandonó su bailarina
y viaja y vuela
y ejecuta su intriga
mientras decido
si me fumo un cigarrillo
o le busco sentido a mi vida
o me desnudo para
acompañar el baile
que propone mi imaginación
inquieta de frío y ganas
La mesa sin cocina
las sábanas aun húmedas
la boca deseando besar
y mis manos vacías ahora
añoran tu menudo cuerpo
quizá por eso mis pies bailan
y mi mente te arma
como un rompecabezas infinito
del que siempre faltarán piezas
mis labios se curvan
quizá una sonrisa
porque apareces de pronto
y como siempre
apareces casi como una lluvia
deseada e inoportuna
para llevarme a tu recuerdo
a tu deseo, a tu luz
que hace música y danza
de todo este silencio
Me invento las palabras
sacrifico los versos
conjuro las mentiras
Soy el bromista
he querido morirte
pero no puedo dormir
soy el ladrón
he vendido mi alma
a lo largo de la atalaya
pero nunca entendí
a Bob Dylan
porque esta habitación
nunca fue mía
Nunca lo entenderás
tienes demasiado orgullo
tus heridas aun no son cicatrices
hablas de amor
tan solo un sustantivo
una mera palabra
que no atiende la inasible belleza
de un instante, de una mirada
de dos labios moviéndose
esperando una caricia
de una voz lamiendo el deseo
de una oreja carnal
de unas manos huérfanas
de tanta piel
si, es cierto, la mesa sin cocina
la cama tan fría
los labios sin besos
los cuerpos tan huecos