Soneto 28



Sentado sobre los restos del navío
en este último naufragio predecible
comprendo todas las reglas invisibles
que provocaron que te hayas ido

Adivino que en el marrón de tu mirada
se esconde la maldición del profeta
que nunca ha de llegar,estando cerca
al hogar que con tanto afán buscara

Supongo que la brisa que te trajo
es el suspiro de una suerte que acaba
como el otoño cercena el verano

Conozco que te irás cualquier mañana
pero aquí en tanto, desde el silencio
soñaré que esperas aun mi llegada

Miras el tiempo pasar

Miras el tiempo pasar, lejos de casa
asombrando a propios y extraños
con tus risas de gráficas carcajadas
Blandiendo tu humor tan sano

Escribo sin parar como buscando
reglas que muestren tu puerta
negada para todo el que en vano
acuda a ella sin creerte cierta

Despacio has ido convirtiendo
Este juego en una loca aventura
Susurros de noches despiertas

Madrugadas de risas descubiertas
He de terminar este trabajo eterno
Fin de los versos, inicio el juego

Nadie

Quizá como Odiseo, deba de empezar diciendo que soy nadie y así evitar que nadie sepa de mí, pero es tarde, se que tienen mis datos, mi perfil, mis secretos, hasta quizá mis fotos. Todo archivado y preparado por si me desmando. Yo estuve en aquella manifestación, yo firmé contra sus políticas, contra sus imposiciones, contra sus mentiras. Estoy en la lista. Alguien que no conozco ha filtrado mis datos buscando si soy peligroso, por suerte no, pero ya estoy marcado y si, al fin un día mi conciencia despierta y me lanzo a la calle, seré un objetivo fácil. Soy nadie y somos todos. Si parecen preocupados sólo es porque ahora tenemos la certeza de que nos tienen marcados, que no hay azar, que, quizá, no hay ni esperanza. Que cuando ya nos despojen de todo y el frio de la mañana nos despierte, seremos implacables. Cuando no hay nada que perder, cualquier botín es suficiente.