Descenso

Ávidos dedos, ávida boca
Ávidos cuerpos en sintonía
se deslizan las manos
bajo la ropa
la cama emerge
como una luz dolorida
desconocidos abrazos
desconocidos besos
que saben a tiempo perdido
en grises inviernos fragmentados
de palabras y silencios
en guerras antiguas
De avizores serenos

Y te detienes en canciones
y te sonrojas en recuerdos
y acudes y esperas
y a poco te desnudo
y a poco te deseo
y escapas y vuelves
y sonríes y besas
y te abrazo mientras
la ventana abierta
Llena de perros negros
acude en tu ayuda
y me detiene perplejo
y te vistes y te veo
partir para volver
y te abrazo de nuevo
y me besas
llenas mis labios
de fresas
mi boca de 
lengua
y mi cuerpo de ganas
siempre a punto
de explotar
en tus gentiles manos

Ávidos cuerpos, ávidas bocas
Ávidas ganas
La caricia infinita
efímera luna
de versos incompletos
de futuros imperfectos
luna que no llega
Escondida en el cielo
demorado momento
de certero rubí 
En tus labios eternos 





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