Impaciencia

No alcanza la sombra a seguirme
ni siquiera la lluvia puede borrar
el sutil rastro que me conducirá
hasta la alcoba donde seducirte

Te cerco y persigo con palabras 
y te regalo sonrisas enmascaradas
Y te hablan mis manos sin vergüenza 
sin esperanza, aunque estés dispuesta

Y, de pronto, descubro la ambrosía
que esconde tu piel trigueña y caliente
comprendo las razones de mi deseo
y siento el dulce tacto de durazno

En tus pechos, erguidos como tallos
y devoro en tu boca, y deslizo mis dedos
buscando aprender los códigos sellados
que anudan mi mente a tu recuerdo






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