DIES IRAE



Un trago, amargo, quemó su garganta. Clic. La luz alumbró el papel. Quiso leer pero las frases estaban desordenadas en su mente, incomprensibles.”Bien de la menor”, “Absolvemos”, In dubio pro reo”. Arrojó la sentencia sobre la mesa. Otro verano más sin ver a su niña. Y en Navidad ni soñarlo. Encendió el televisor. Al Pacino vestido de mercader renacentista.. Llenó de nuevo el vaso, apuró el trago hasta el final., ya no quemaba. En seis  años, un verano. Once  denuncias. Su niña, tan cerca, tan lejos. Las llamadas de teléfono cada vez más frías. Tanta ausencia acumulada. Dolor, cansancio, rabia. De repente , Al Pacino le mira, recita para él: “Soy un varón”. ¿Es que un varón no tiene ojos? ¿Es que un varónno tiene manos, órganos, proporciones, sentidos, afectos, pasiones? ¿Es que no se alimenta de la misma comida, herido por las mismas armas, sujeto a las mismas enfermedades, curado por los mismos medios, calentado y enfriado por el mismo verano y por el mismo invierno que una mujer? Si nos pincháis, ¿no sangramos? Si nos hacéis cosquillas, ¿no nos reímos?, Si nos envenenáis, ¿no nos morimos? Y si nos ultrajáis, ¿no nos vengaremos?
Si nos parecemos en todo lo demás, nos pareceremos también en eso. Si un varón insulta a una mujer, ¿cuál será la reacción de ésta? La venganza. Si una mujer ultraja a un varón, ¿qué nombre deberá llevar la paciencia del varón, si quiere seguir el ejemplo de la mujer? Pues venganza. La villanía que me enseñáis la pondré en práctica, y malo será que yo no sobrepase la instrucción que me habéis dado.
 “

No pudo más. Apagó el televisor. Llenó el vaso de nuevo, hasta terminar la botella.  Clic. La bruma alcohólica de su mente y el silencio de su alma solitaria hicieron el resto

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